A un utópico del yo

Hace ya algún tiempo que mi creatividad se halla cuanto menos embotada. El caso es que no he conseguido escribir nada estas últimas semanas, o más exactamente no he conseguido terminarlo. Esta mañana al despertar tenía cuatro poemas a medias, un relato corto y otro largo empezados pero sin perspectivas de terminarse. Por fortuna Atenea ha tenido a bien que encontrara inspiración a través de la lectura y he podido terminar el poema que tenemos aquí. Así pues, les presento un poema por Andrew Ryan, personaje de la saga Bioshock y capitalista empedernido. Hay también algo de reflexión personal, pero eso es menos interesante. Espero lo disfrutéis. (1 página)

A un utópico del yo

Como el océano alrededor de la ciudad de un loco
Construida sobre los cimientos del ego y del yo,
Se alzan igualmente los muros silenciosos
Que trazan los confines de mi íntima prisión.

Igualmente fríos, pero sin olas,
Igualmente impávidos, pero callados,
Igualmente duros, pero de roca,
Igualmente angostos, pero privados.

Como todos los utópicos
Olvidaste que del hombre lo humano,
En el templo del yo sólo habitan titanes,
Olvidaste del humano lo codicioso y despiadado
Y cuanto hay de descontrol posible este universo entrópico.

Cenizas empapadas,
Agua de mar y sal,
Infernales cuentos de hadas
Entre las burbujas del champagne.

Soledad y desvaríos privados
Desvaríos y demencia quizás,
Canción de los utópicos de un yo soliviantado,
Un yo alzado en armas, alzando muros cristal.

Y si el hombre elije.

¿Qué elije un hombre a un ideal encadenado?
El hombre burlado por la propia mente
Por la propia construcción falaz de un imperio soñado
Que ve su sueño truncarse, nimio e impotente.

Si el esclavo obedece.

¿Quién mueve la mano del asesino?
Más allá de la endógena neurona enferma
Obviando las excusas, las mentiras y disculpas
Del humano raciocinio,
¿Qué obliga al puñal a perforar la carne que sangra plañidera?

Physis.

Soledad y desvaríos, desvaríos y demencia quizás,
Para quienes viven por el yo,
Queriendo doblegar al mundo a este,
Queriéndolo esconder del humano y ruin puñal.

Así al final a ambos nos quedan sólo…
Las paredes desnudas de nuestra carne
Como a nuestras ideas las barreras nuestros cráneos ignotos.

Con la bendición de Caronte hasta que nos lleve en su barca…

Paredes denudas por los deterministas,
Por los que observan sin vivir,
Por los que creen subyugar las leyes de la física.

Con la bendición de Atenea que nos guía con su luz…

Silencio y oscuridad por los soñadores
Que lanzaron su ideal contra el arcén de la vida
Y por aquellos que lo guardaron bajo el cinismo y la ironía
En los rincones secretos de sus malogrados corazones.

(31/10/11)


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