Aquí tenemos la autopsia del poema que ayer leíamos, con retraso como siempre, y dado que hoy he hecho el último de los exámenes del curso ya no sé a que voy a culpar en adelante. Sea como fuere aquí tenemos la autopsia. (1 página)

Historia: Este poema lo inspiró “mi” rosa de manera semi intencionada. Lo cierto es que llevo, como ya sabréis los más asiduos a mi blog, una temporada bastante baja en cuanto a lo que a creatividad se refiere. Ella me comentó que había estado enferma y que los rosales de su casa estaban ya marchitos por el calor y el exceso de sol, lo dijo como cosas sobre las que no escribir, ya que le parecían algo deprimentes, y a mí, que soy… soy como soy, se me encendió la bombilla y escribí el poema que ayer leíamos. Obviamente quise darle un poco la vuelta al sentido negativo de las imágenes, añadir un poco de esperanza aquí y allá, no es que vaya particularmente conmigo, pero sí con cuanto escribo a “mi” rosa.

Nacimiento: Lo cierto es que lo escribí bajo el sol de medio día en el balcón de donde vivo en Barcelona. No fue un proceso especialmente accidentado, si bien el proceso fue algo más racional que emotivo quizás, y de ello se resiente la calidad del mismo. Es un hecho curioso como incluso si la técnica y las imágenes son contenidos mentales la carga emocional afecta a la calidad última de cualquier trabajo, no sólo artístico si no de cualquier tipo. Supongo que en última instancia no deja de ser una cuestión de motivación y dedicación.

Curiosidades: Uno de los pocos poemas que originariamente estuvo escrito a mano prácticamente en su totalidad. Normalmente, aún cuando esto ya es inusual, escribo un par de estrofas a mano y lo termino frente al ordenador.

Y hasta aquí la autopsia de alguien que espera que el verano se presente algo menos tedioso y monocromo de lo que ha sido el invierno, aunque por lo pronto lo que si se presenta es mucho más ocupado.