Autopsia de «Una mirada racional»

Así, como ya viene siendo habitual, 24 horas después de la comisión de una de mis obras literarias aquí tenemos la autopsia detallada. Espero que estéis disfrutando de la saga de relatos y de sus autopsias, mañana volveremos a tener poesía en el menú. (1 página)

Historia: Este relato es la continuación del relato Versos sobre el acero que colgué la semana pasada. La idea original no podría ser más sencilla, seguir con la historia narrada en el relato anterior. De nuevo la motivación central es la de perfeccionar mis habilidades narrativas, impulsado por el mismo libro que contaba en el relato anterior. No hay más historia tras la historia, ni más complicación psicosomática.

Nacimiento: Ya en el anterior relato aparecieron las primeras claves de este relato y, aunque me gustaría poder decir que lo tenía todo planeado de antemano, pero no. Conforme fui escribiendo el anterior relato el personaje de Jacqueline fue cobrando fuerza en mi mente, hasta convertirse en alguien digno de tener su propio relato, o, mejor dicho, de formar parte de esta serie de relatos cortos que comenzó sin vocación de permanencia. Jacqueline debe su nacimiento al olor a frutos del bosque inducido por mi descubrimiento de dicho té.

Por otra parte el relato tuvo un nacimiento un tanto accidentado, tuve que reescribirla casi por completo, aunque por su puesto y dada mi naturaleza ecologista y sobre todo eminentemente vaga reciclé gran parte de la primera versión. La idea original, era narrar el mismo día que narré en el relato anterior pero con una particularidad, estar contado desde el punto de vista de Jacqueline. El problema surgió cuando la naturaleza de Jacqueline como alucinación imperceptible se hizo patente. Un personaje que no interacciona con otros y sobre todo que no habla plantea un gran inconveniente para mí, mi especialidad son, precisamente, los diálogos. Estaba estancado en este punto cuando un nuevo personaje acudió en mi ayuda. Ya había pensado en incluir a un cuarto personaje pero no tenía muy claro dónde, cuándo ni qué papel jugaría en la historia. Pues bien, la noche del día anterior a colgar la historia ese personaje vino a mí, el desconocido enigmático y con la mirada de fuego, otra encarnación de mi, en un sentido heterosexual, amado ermitaño. Este personaje tiene, aún cuando no lo parece su papel en la historia e incluso un bando en la guerra por librar. Pero no adelantaré más, sólo espero que en adelante pueda escribir los relatos sin ir presentando a personajes nuevos cada vez, de lo contrario esto va a tener más capítulos que El cor de la ciutat (culebrón ambientado en barcelona con miles de capítulos).

Curiosidades: La escena introductoria y la final fueron escritas en primer lugar y la escena del bar por separado, constituyendo entre las tres los segmentos que conforman el relato.

Las divisiones tristes y las multiplicaciones con un sentido del humor muy cínico ya estaban presentes en el primer relato, pero las tuve que omitir por… básicamente quedaba muy forzado explicarlo sin venir a cuento de nada. No obstante seguían en mi imaginario para este relato corto.

Finalmente no he visto a la camarera que dio su imagen, voluntariamente y sin saberlo, a Mila, así que la he tenido que reconstruir a partir de mis recuerdos, que a nadie le extrañe si su descripción física varía ligeramente en un futuro cercano, de todos modos me quedé con lo fundamental para evitar problemas.

El personaje de Jacqueline fue creado en su aspecto psicológico, sin darme yo demasiada cuenta, de forma que ha terminado por parecerse mucho a la amapola (que bien viene esto de tener nombres de flor para las ex-novias para no tener que dar nombres) Ello me lo hizo notar mi hermana tras leerse el relato y notar ciertas similitudes en el carácter y, sobre todo, en la manera de actuar.


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