Por lo visto tenía este poema guardado para publicarlo en el blog y sencillamente me olvidé de él. Es el primero de dos poemas por así decirlo siameses. El segundo está a medias así que no sé a ciencia cierta si llegará a existir ni mucho menos cuando. De todos modos espero que os agrade después de tanto tiempo de silencio.
Dos amores, viento y tormenta
El príncipe que empuña la espada del rayo
Apareció al alba rasgando el horizonte
Surcando el cielo a lomos de su eléctrico caballo.
Bajo sus cascos se estremece la tierra
Se tronchan los árboles
Y las montañas tiemblan.
Bajo sus cascos cabalga una tormenta
De relámpago y de trueno
De pasión fulgente e insurrecta
De ferviente y febril deseo.
Por una lágrima de tus ópalos dorados
Un millar de rubíes rojos de sangre enemiga
Por un suspiro de tus labios sonrosados
El poder de mi espada a tus pies rendida
Y por un beso…
Látigos de acero, truenos que golpean la tierra
Más allá de la muerte el corazón llevaría vuestro recuerdo
Estandarte de amor por el que matara y muriera
Pues no hay mortal, no hay dios en el cielo
Al que por vos mi señora, por vos mi princesa
No fuera a perseguir con la fuerza de mi amor y el frío de mi acero.
Por los rescoldos que entraña el alma
Defenderé vuestro ser de la insidia,
Del mundo que nos rodea y nos amenaza
Sólo por el placer calmar la fatídica desidia
En vuestra prístina presencia reflejada.
Y los relámpagos cayeron desde el ocaso
Y el día que siguió,
Y los caballos relincharon, y los relámpagos brillaron
Abriendo la tierra en dos.
Y sobre los árboles envueltos en llamas
Sobre las muescas en la madre tierra
Palabras de un príncipe más dorado que el propio Apolo
Príncipe que guarda incólume a su dama
Sobre la codicia, la lujuria de quienes la pretendieran
Y bajo el yugo de un amor que lo vence y lo puede absolutamente todo.
(17/04/12)
Y sobre lo de la imaginación…. siempre digo que la poesía es una cuestión de cómo mucho más que de qué…. es decir que no tiene mejores o más grandes sentimientos quien mejor lo sabe expresar. Además, si algo enseña el escribir, al menos a mí me lo enseñó, es que las acciones valen mucho más que las palabras y el día a día más que los grandes gestos.
Un saludo 🙂