En un café sentado

Segundo poema de la semana. También lo terminé el lunes, por lo que sólo me quedan dos poemas a medias. Es breve y un tanto intrascendente pero tiene, para mí, un trasfondo tierno y absurdo. Espero que os entretenga. (1 página)

En un café sentado

Una pipa humea al otro lado del cristal
Contemplo a las universitarias pasar con aire ausente,
Una mujer altiva, casi una amazona, se sienta más allá
Mientras observo el color del día bajo los rayos del sol incandescente.

Sobre las mesas, casi en otro universo,
Humean tazas de cerámica y mentes bulliciosas
Mientras, la mía languidece constreñida por el peso de la introspección,
Pienso que siento ideas más allá de mi entendimiento
Burlándose de mí como amantes con sonrisas juguetonas.

Me enfurezco en mi silencio y me falta el aliento
Siento que el sol me araña y miro a mi alrededor,
Ojos que observan callados en un semblante sereno,
Ondas de luz cifradas sin palabras, sin mensaje y sin razón.

Tomo un trago y leo,
Azúcar en las entrañas y hiel en los labios severos
Mientras repaso frases manidas a la vez que bebo
Un mejunje colonial entre las palabras de un cuento.

Me arranca una sonrisa un gorrión con sus quehaceres,
Contempla el suelo y salta, pica y contempla el suelo,
Mira  a su alrededor y salta, entre los pies de quienes pasan sin verle,
Agita su plumaje madera y carbón abre las alas y emprende el vuelo.

Miro como un estúpido marcharse al gorrión que lleva mi sonrisa,
La amazona se marchó sin que me diera cuenta,
Se marchó con su alto pecho y su espada electrónica,
Se marchó con su teclear de dama poderosa y altiva
Dejándome sediento por ver una sonrisa cualquiera,
Una sonrisa hostil, burda y lacónica,
Una sonrisa breve robada quizás por un gorrión entre sus alas de madera.

(31/10/11)


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