De entre los rastrojos de otro intento de poema se alza el que tenemos hoy aquí. Hereda la primera estrofa y en cierto sentido alguna idea de fondo, por lo demás es enteramente original. Breve y conciso, un poema de bolsillo para cerrar la semana. 🙂
Sopla el acero dulce
Sopla el acero dulce,
Sabor a libertad y mujer,
Notas que casi sufren
En las sombras del atardecer.
No necesito sombras de olivo
Si siento tu mirada mía,
No necesito siquiera un destino
Bajo el abrazo de tu luna fría.
Mas sin ti, Atenea,
Madre, sombra, alma,
Mujer que me velas,
Mujer que llora y reza.
Sin ti Atenea no hay mañana,
No hay poeta,
Sólo quebrada saeta,
Sólo promesa rasgada.
Pero tú sopla el metal,
Persigue tus propias lunas
Aullando a la noche ancestral
Y sin embargo, escucha
Al que llora desgracia trivial,
Y quizás libres el alma de la póstuma laguna.